lunes, 9 de enero de 2012

Recuérdame entre los cuerpos sucesivos...





—Doctora, ¿me voy a morir?

—Espero que hoy no, Don Arturo, tamaño susto me daría y además ando muy ocupada en otros asuntos.

—En serio, doctora, ¿estoy muy grave?

—A ver, de qué se trata tanto fatalismo. Ya quedó claro que usted es hipertenso, que se tomará su medicamento todos los días, que cuidará su dieta, que dejará de fumar, que iniciará un régimen paulatino de ejercicios, que cada año se realizará un chequeo cardiaco que...

—Mi compadre Rutilio falleció la semana pasada después de estar cumpliendo su deber de esposo con la comadre. Que quesque' le dio un paro cardiaco por el esfuerzo. Ni dos meses tenía de que le habían dicho que andaba mal de la presión.

—Mmm, bueno, seguramente su compadre tenía más tiempo con el problema y ...

—¿Usted me asegura que dentro de dos meses no moriré?

—...Don Arturo, lo único seguro en esta vida es la muerte. Si en realidad lo que usted me está preguntado es la fecha, permítame decepcionarlo. No la sé. Espero que no sea hoy, eso sería un revés importante tanto para usted como para las estadísticas.





Recuerdo del día: Dice Manuel Vicent en su novela "Cuerpos sucesivos": "No es el amor, sino el odio el que te hace libre. La piedad te ata. Bastaría con alimentar el odio contra quien desees liberarte para lograrlo". Se trata de la historia de Ana y David. Él, un hombre apasionado y maduro. Ana, una adolescente atormentada por ataduras y tristezas. Un romance que por momentos me recordó al de Laura Avellaneda con Martín Santomé. "Un hombre está acabado cuando la belleza lo pone triste", dice David cuando ve por primera vez a Ana. Durante la evolución de la novela se van creando lazos salvavidas para ambos, una seducción basada en la descripción de anhelos y batallas perdidas.

La novela, toda, sal pimentada con poesía, tanto de Pedro Salinas (uno de mis favoritos):

Cuando dices: "Me quieren

los tigres o las sombras"

es que estuviste en selvas

o en noches, paseando

tu gran ansia de amar.

No sirves para amada;

tú siempre ganarás,

queriendo, al que te quiera.

Amante, amada no.



Como de Cernuda:

Beber dos veces de la misma agua,

y al invocar la hondura

una imagen distinta respondía,

evasiva a la mente,

ofreciendo, escondiendo

la expresión inmutable,

la compañía fiel en cuerpos sucesivos,

que el amor es lo eterno y no lo amado.



"...había que optar entre dejar de sufrir y dejar de amar; entre el deseo y la ansiedad dolorosa se movía David y no salió de este círculo diabólico hasta que no supo que sólo se ama aquello que no se posee por completo..."


Si algún día TÚ, la lees...recuérdame...






Mafalda desde si misma...


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