domingo, 26 de agosto de 2012

El libro y la historia...



Nahui Olin leyendo. Pintada por Dr. Atl







“Mi nombre es como el de todas las cosas: sin principio ni fin, y sin embargo sin aislarme de la totalidad por mi evolución distinta en este conjunto infinito, las palabras más cercanas a nombrarme son Nahui Olin.”


Si desean conocer la historia de Nahui Olin (Carmen Mondragón), les dejo una referencia: AQUÍ .

Recuerdo que mi hermana llegó a presumirme sus libros en diciembre del 2000. Se los había regalado y autografiado el restaurador y curador de arte Tomás Zurián . El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes editó y publicó dos libros biográficos de Nahui Olin:  “Una mujer de los tiempos modernos” y “Opera varia”; mi hermana cargaba orgullosa sus dos tesoros.
Curiosa, hojeé los libros y leí la historia de Carmen Mondragón.



Hoy en día se conocen muchas mujeres “echadas pa’ lante”; desinhibidas,  que exploran su sexualidad y logran tirar a la basura los prejuicios. Aunque tienen que luchar todavía contra convencionalismos, doble moral, incluso batear algunos rasgos de oscurantismo.  Existen países de donde se debe huir cuando se nace con esa libertad del ser.



Nahui Olin se descubrió a si misma en una época difícil y logró “un hacer de las cosas vulgares, cosas únicas de expresión y de carácter”.  Pero hizo mucho más que romper cánones y apasionarse:  escribió poesía:

“El amor es creativo, el amor es creación, lo mismo que de humanidad que de arte y cuando este sentimiento no crea, no es amor.”

Mujer artista, modelo y musa.  Incomprendida y no valorada en su magnitud con lo que respecta a su creatividad.  Su sensibilidad la desbordo en la pintura, en el dibujo, el grabado y la caricatura.

Nahui Olin pintada por Diego Rivera en el mural del Palacio Nacional



Después de una tormenta, ¿qué se logra conservar?, ¿el libro o la historia?, me dijo hace muchos años mi amigo Abraham. La historia se conserva.
Imagino la de Nahui Olin: apasionada, intensa.  Su preámbulo fue solitario por elección.  Con brillo de locura.  Con gatos.

Oleo de Nahui Olin



“Quiero morir es necesario desaparecer cuando no se está hecho para vivir cuando no se puede respirar ni desplegar las alas.”

Debo presumir que yo sí tengo historia y un pasado intenso también. Vendrán tempestades, mi historia permanecerá. Pero mi libro… no lo sé.


Fotos: Las imágenes son tomadas de los libros de mi hermana.






  

domingo, 19 de agosto de 2012

Con sabor a gárgola...







CARTA
A Richard Howard

Los hombres corren a través de un campo,
de sus bolsillos caen lapiceros.
La gente que sale a caminar los recoge.
Esa es una de las formas en que se escriben las cartas.

¡Cómo caen las cosas en los otros!
El ser ya no me pertenece a mí, sino que duerme
en la sombra de un extraño, y le da vestido
a ese extraño, e incluso lo guía.

Es mediodía cuando te escribo.
La vida de alguien ha llegado a mis manos.
El sol emblanquece los edificios.
Es todo lo que tengo. Te lo doy todo. Tuyo.


Mark Strand



Hola:

Decir “te amo” es resultado de la casualidad; del clima; de la dirección del viento.  No coloques palabras en mi boca sólo recógelas, guárdalas.  Las dedicatorias pertenecen a quien las pesque en el aire.
En esta ocasión te corresponde una elegía, mañana una balada, alguna noche de insomnio un soneto, una oda; el drama lírico lo dejaremos para los días con lluvia.
El tiempo está impregnado de algo húmedo: placeres, recuerdos amontonados.
No portes la gabardina vanidosa, te escribí porque encontré tirado algo con qué hacerlo…

Firma: DOM



Recuerdo del día: “El gato apareció un día y desde entonces siempre estuvo allí”.  Así inicia uno de los mejores cuentos de Juan García Ponce: “El gato”: un triangulo amoroso de connotación obscena, transgresora desde un punto moral. Desde el otro, el erótico, el gato representa misterio, fuerza. Un relato donde el fetichismo rescata una relación en decadencia.


“Presiento que el gato tiene un sabor a gárgola” (greguería)


Foto de Magda Andrzejewska







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