Los recuerdos son muchos, se me muestran como instantáneas. Eran paseos inesperados. En bolsas de plástico llevábamos lo necesario y las dos salíamos corriendo, portando el color y brillo de la alegría en nuestros ojos de niñas.
-Voy con papá a la aventura -les decía orgullosa a mis hermanos.
Cada uno de los viajes era una odisea. Siempre pasaba algo: se descomponía el carro (un Chevrolet 57) o de pronto, papá recordaba algo importante olvidado en casa de su eterno amigo y doctor (con el que jugaba ajedrez por días enteros sin dormir) y, entonces, mi hermana y yo esperábamos horas la culminación de una partida doble: de ajedrez y hacia nuestra aventura. De las múltiples situaciones que llegaron a ocurrir, existía una que llamaba mucho mi atención y con el paso de los años, al recordarla, definí su verdadero significado.
Cada uno de los viajes era una odisea. Siempre pasaba algo: se descomponía el carro (un Chevrolet 57) o de pronto, papá recordaba algo importante olvidado en casa de su eterno amigo y doctor (con el que jugaba ajedrez por días enteros sin dormir) y, entonces, mi hermana y yo esperábamos horas la culminación de una partida doble: de ajedrez y hacia nuestra aventura. De las múltiples situaciones que llegaron a ocurrir, existía una que llamaba mucho mi atención y con el paso de los años, al recordarla, definí su verdadero significado.
El auto viejo corría lento y las carreteras en esos años eran sino malas, intransitables. Llegar a Cuitzeo del Porvenir (en lengua purépecha significa "Lugar de tinajas o vasijas"), nos tomaba nueve horas, incluso más. La única carretera para llegar a ese pueblo en tiempos de mi niñez, era la de México-Salamanca. A papá le entusiasmaba detenerse en muchos lugares, quitarse saco y corbata, comprar un refresco para cada uno, y luego sentarnos los tres (él en medio) sobre el cofre del carro antiguo. Por momentos fuerte, muy fuerte, nos abrazaba. En esa posición podíamos pasar una hora. Moviendo incansable mis pequeñas piernas y sorbiéndole a mi limonada, era la niña más feliz que existía en ese diminuto mundo al que pertenecía. Ignoro si mi hermana (mayor que yo) experimentaba lo mismo, pero sin temor a equivocarme, sospecho que ella se convertía en princesa (así la llamaba papá, era su consentida).
El recorrido por pueblos y rancherías era divertido. En Salvatierra o en Moroleón, paraba de repente para comprar queso o dulces. En Yuríria nos quedamos a dormir muchas veces porque el auto desfallecía o una llanta se averiaba; la verdad eso era el pretexto, entonces, las dos mocosas –mientras el problema era resuelto- secuestrábamos a papá, eran pocas oportunidades para disfrutar de su compañía, de sus caricias, y de que me mirara a través de esos, sus ojos melancólicos.
Mi padre nació en Cuitzeo del Porvenir Michoacán, creció y vivió allí parte de su adolescencia. Un día partió para estudiar la carrera de medicina en la capital del país. Las tías (sus hermanas) le amueblaron en la casa grande un consultorio médico. El hermano consentido tendría un lugar digno y de acuerdo a su posición social, con lo mejor en muebles y adaptación que lo esperaba para cuando él regresara siendo todo un médico. Ese consultorio se quedó así...esperándolo. Sólo acudía a Cuitzeo -incluso lo llegué a mirar explorar pocos pacientes en el abandonado consultorio- esos días de nuestros paseos llenos de aventura.
Podíamos hacer cualquier tipo de cosas antes de llegar a la casa grande con las tías, cualquier excusa era válida. Papá retrasaba el momento a como diera lugar, entonces, de manera irremediable, atravesábamos el paisaje por la noche o durante el atardecer. Incluso en estos tiempos, creo que es cuando se muestra más hermoso.
Papá estacionaba el Chevrolet 57 sobre la carretera que tiene la característica de cortar por la mitad el inmenso cristal, si volteas hacia ambos lados experimentas un estremecimiento; el paisaje intimida. Te miras extraviado en el medio de la laguna, eres trasladado hacia la soledad. En los primeros paseos a los que me llevó papá, no miré el espectáculo, el trajín de paradas durante la travesía me dejaban cansada y dormida. La primera vez, desperté por el frío, mire a papá a través de la ventanilla del auto, fumaba un cigarro, su mirada estaba atenta. Después de esa ocasión, ya no me dormí, los dos sentados sobre el techo del viejo coche y abrazados, mirábamos en silencio. La orfandad que entraba por su mirada, hacía que su corazón se distendiera en paz. Resolví la incógnita, sé el significado.
Sin la compañía de papá, ahora los cuatro hijos acudimos con frecuencia a Cuitzeo. Cuenta con una super carretera de cuatro carriles México-Guadalajara. En tres horas (saliendo del D.F) ya estás en su centro. Fue declarado Pueblo mágico el día 1o. de Noviembre de 2006, con lo cual se integró a un selecto grupo de 32 pueblos de México que tienen esta denominación gracias a su arquitectura y paisajes únicos. La promoción principal que encontrarán está dirigida al Convento de Santa María Magdalena, construido en el siglo XVIII, que por cierto yo no conocía, es impresionante el empeño que se está aplicando en la restauración. Espero que también la laguna reciba el mismo cuidado.
A mi papá no le alcanzó la vida para mirar lo que hoy en día es y será el pueblo que lo vio nacer.
Las circunstancias me han llevado a ese sitio nuevamente y los recuerdos, creo, son los que están arrancándome las ideas. Tengo planes, sueños que estoy completamente segura se cumplirán. Decidí dejar un pedazo de lo que me corresponderá a mi ahí, en Cuitzeo, para que me obligue a regresar y recordar.
FIRMA: Un ser de este mundo
__________________________
18 comentarios:
Compartiras con la gatita tu pedazo de cuitzeo???? la llevarás a la laguna??? espero que sí.... todo saldrá bien amiguita y ya estaremos festejando en grande.
TQM. Besitos.
Cuitzeo es un lugar hermosísimo... Así como tu relato... ¡EXCELENTE! Me encanto.
:)
Sabes Mafalda... a mi, no me tocó vivir nada de lo que cuentas... ni el padre ni el lago ni el carro ni decender de otra lugar... vivo donde mis abuelos, no tuve padre y demás... pero me pregunto si esa sensación y con ese cariño recordará mi hijo a sus padres que decidieron cruzarse precisamente esa carretera México Guadalajara y tener a un hermoso ángel a unas cuantas horas de la capital...
Un abrazo, qué lindo que escribes, sigo insistiendo...
Mafalda
Así me pasa con mis recuerdos, los veo pasar como instantáneas, o como diapositivas de esas de antaño; y en ocasiones se quedan frente a mí más tiempo; y en otras, apenas como flash. Y estos enriquecidos por el paso del tiempo, potenciados por el gozo que te da... de solo pensarlos.
Me encantó tu relato... ah, y coincido con Abraxas: Cuitzeo es mágico, hermoso.
Un abrazo
Este relato es hermosísimo, mi Mafis!!... Me tuvo concentrado, imaginando cada paso y cada parada del Chevrolet 57... Imaginando ese sentimiento de paz o soledad, ese mirar en silencio junto a tu papá...
Me gustó muchísimo, mi Mafis... Realmente me gustó!!...
Y como cereza del pastel, con la descripción que haces, ya me dieron ganas de ir a conocer Cuitzeo!!...
Ojalá... Algún día, algún día...
Un abrazo, mi querida Mafis...
Mi querida y hermosa Mafis, me encantó tu post hoy, fácilmente me transporté a esos viajes con tu papá y te imaginé feliz de la vida subida en el autote, tomándote tu limonada...
Y cuando esa situación de Cuitzeo se resuelva, tendremos que festejar eh!!
Un abrazote!
Mi Mafis :
Arghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh !!!!
Te dejo muchos besitos !!!!
Coincido, es hermoso. Lleno de nostalgia, amor y de esos instantes pasados que valen la pena.
Alguna vez estuve en Pátzcuaro por varios días y esos lugares tienen mucha magia.
Dicen algunos que uno vuelve al lugar donde quedó algo de tí. Creo que por eso estoy acá, atrapada entr esta magia azul y los vientos huracanados.
..................
¿Cómo ves? ya ando estrenando nuevo título "nobiliario", la felicidad de él y ella nos hace felices. No es nada formal pero es la primera vez y eso emociona. Muchos cambios en mi vida.
Saludos
Gracias por llevarnos en este mágico viaje con tus palabras.
un abrazo.
Que gusto saber que tus raices están en "esta tierra linda, donde yo nací", (me gusta esta canción); particularmente a Cuitzeo le tengo un gran aprecio porque, además de ser un pueblo mágico, hermoso, de ahí son originarias personas muy queridas e importantes en mi vida.
Te dejo un gran abrazo desde estas tierras michoacanas
Me encantan los viajes al pasado, será la nostalgia, o la riqueza de los recuerdos.
Te mando un cariñoso abrazo amiga mía
la nostalgia es linda .. sobre todo de esa clase cuando nos atrae a sitios, lugares con su olor y sus colores, su gente, las miradas, las pisadas que dejamos en el camino
y sobre todo... sus nombres
la nostalgia es sin duda maravillosa cuando la añoramos porque nos queremos acostumbrar a eso magnifico que sucedio...
foto grandiosa
me recordaste mis clases de historia del arte en pleno examen oral... jeje
saludos
Un abrazo de viajera varada.
Hola Mafalda:
un hermoso viaje al pasado lleno de nostalgia y magia,durante tu niñez.Sí eché de menos a tu mamá.
Un abrazo cariñoso
creo que llego tarde a la "tocadera", jeje
aunque yo no quisiera tocar ni pies ni manos, sino otra cosa
jaja, los brazos
malpensada
Mafalda
Solo pasé a dejarte un saludo y un abrazo renegado.
Que bella foto ¿es Río de Janeiro?
HOLA AMIGOCHA:
TE ENVIAMOS SALUDOS DESDE OTRA CIUDAD MÁGICA, QUE ALGÚN DÍA, ESPERO NO MUY LEJANO, PODAMOS VISITAR.
OJALÁ ESTÉ TODO BIEN POR ALLÁ...
CUÍDATE Y NOS VEMOS PRONTO
TERE Y ALEJANDRA
...
Marichuy:
La foto es de Rio de Janeiro Brasil.
A un amigo médico le encanta viajar, me envía fotos de sus viajes.
También tengo dos amigas que viajan mucho, algunas otras que he colocado son de ellas.
Mafalda
Publicar un comentario