jueves, 1 de mayo de 2008

ES TARDE AMOR, EL FINAL

Canción: "Vértigo" Ismael Serrano



Inicio del cuento aquí: ES TARDE AMOR





Utilizando el recurso siempre desesperado y último que tienen los supervivientes, la dignidad, Carolina surgió de las profundidades espesas de sus propios remordimientos. El terror y al mismo tiempo el dolor le acompañaban. Dos horas intentando tranquilizar sus ideas, formar por estaturas sus prioridades sin lograr concluir cual de todas las estrategias que le llegaron a la mente, podría seguir. Siempre que tenía que enfrentar alguna situación relacionada con Ernesto, se limitada a ser una espectadora lejana, no podía ser de otra manera.

Esta muy grave, es lo único que sé Carolina = le avisó Raúl= tienes que ir a ver que sucedió, fue algo inesperado, creo que estaba leyendo el periódico y de pronto se desmayo, no hubo tiempo de esperar a que llegara la ambulancia, Lucía y su primo lo subieron a la camioneta y lo llevaron al Hospital; esta muy grave =concluyó entrecortado Raúl=. Carolina se mantuvo quieta con el auricular pitando intermitente en la mano, mirando hacia la puerta por donde Ernesto durante muchos años se detenía ceremonioso solicitando permiso para entrar, cargando una disculpa distinta por cada retraso. Mucho tiempo de perdones, de justificaciones, abusando demasiado de la elasticidad de los tejidos de la relación, hasta lograr relajarlos, aflojarlos para siempre; así se aflojo el ánimo de Carolina, llegó el momento que no dió más de sí y entonces se amoldo al caos. El caos de una relación acomodada al gusto de un mutuo acuerdo; donde Ernesto no ofrecia ni perdía, donde Carolina se concretó a la inmovilidad, al aburrimiento grave y profundo que suele definirse con nombres más sonoros: hastío, angustia, desesperanza.

Esa misma inmovilidad la tenía pegada en el suelo confundida e indecisa, sin la conciencia de que los minutos pasaban, así como pasaban imagenes donde los protagonistas principales eran Ella y Ernesto. Tuvo que cerrar los ojos para ver, y la luz atraveso sus párpados. Cuando los abrió =dos horas después de la llamada de Raúl= ya sabía que tenía que hacer.

Cuanto hubiera dado Carolina por encontrarse en ese momento con el amigo aquel que un día lejano le preguntó sonriendo: "Oye, ¿que sienten las mujeres cuando orinan?"; también, cuanto hubiera dado ella por encontrarse con la que le contesto: "calientito y húmedo"; la que le contesto en aquella ocasión y en aquel tiempo lejando a Ernesto era otra muy diferente a la que estaba en ese instante a su lado. Ahora era una mujer que no echaba de menos la fe o la alegría que había logrado olvidar a fuerza de no querer recordarlas, había pagado un interez muy alto por el préstamo de bondad que una vez derramo bienestar y confianza hacia las palabras de amor, hacia un futuro espectante e incierto, hacia una relación donde ella había tenido que pagar el doble en lágrimas, el doble en decepción. Ahora sabía que la desconfianza que la había endurecido por dentro era la clave de su fortaleza, la viga insobornable, maciza y sólida que la mantenía en pie, cuando más intenso era el deseo de derrumbarse. Y este momento que estaba experimentando Carolina, cargaba un gran deseo de derrumbe inminente.

Un tubo de plástico conectado a un ventilador proporcionaba oxígeno a los pulmones de Ernesto, incontables catéteres introducían medicamentos por sus venas, una palidez de despedida y bienvenida la saludo en silencio; Ernesto tenía algunas canas en las sienes, y una barba rala y rijiza la cual recibio una caricia temerosa de Carolina; el ritmo acompasado de la respiración asistida le habla a ella lentamente: "No te aflijas mi amor, aquí estoy, mírame, siénteme como yo a ti". Carolina llora, se permite relajar los ríos salados, los deja escurrir sin el mínimo ánimo de defensa; sabes Ernesto =le dice= así como mis lágrimas corren, se escurren, así escurrieron los años alegres y oscuros, fragmentos de tiempos engañosos, trampas mortales donde tú y yo escribimos sobre un papel en blanco nuestra historia, es el momento de escribir una parte del final, el tuyo mi Ernesto es este, sin mí a tu lado; pero al mismo tiempo contigo. Carolina resumió su dolor a 15 minutos de llanto, no comparable a 11 años de amor. Antes de salir de la habitación de Terapia intensiva, volteo y lo miró desde la puerta, aún en ese momento final Ernesto tenía el aspecto del único hombre del mundo al que ella habría podido amar durante toda la vida.

Caminaba bajo la lluvia intensa, con el dolor cansándole la espalda, mojada hasta los huesos. Los zapatos le lastiman, decide sentarse en una banca del parque que se hunde con un gran reloj marcándole los pasos. Durante una hora mira y recuerda. Deja de llover, se despide de sus recuerdos : "Que pozo tan profundo hay aquí, cuanto amor se necesita para matarse". Se aleja con paso lento.

Ernesto la observa y emite un grito desgarrador: ¡¡ TE AMO !! quiero que lo sepas ¡¡¡TE AMO!!!. Perdóname por ir así buscándote tan torpemente.
Entonces tomo la decisión de no morir más mientras siguiera vivo.


............es tarde amor.........


FIRMA: Un ser de este mundo




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11 comentarios:

K4RMIN4 dijo...

Hello!!!

Como siempre tu post requiere leerse con calma. Más tarde regreso a dejarte coment.

Por lo pronto solamente dejo un gran abrazo

Coro dijo...

"...Deja de llover, se despide de sus recuerdos..."
Allí está todo. Como si dejara de llover, de llorar, de recordar, de él...

Besos

Edmundo Dantés dijo...

Muy triste, pero no por ello menos cierto.

A veces, simplemente es tarde.

Demasiado tarde.

Un beso y gracias por tus palabras.

Anónimo dijo...

Puff, Mafis... Siempre me he considerado una chillona elemental... hipersensible... hoy, me has hecho lagrimear... Vaya tus letrs!!!
Un abrazo y gracias por esas letras... de pronto es bueno limpiar un poquito estos ojos medio contaminados...

Anónimo dijo...

Estoy aquí, leyendo tus letras... una narración relacionado con el binomio amor/muerte. En qué concluye? Hay otra parte?
Un saludo y felicidades por el tezón.

Mafalda dijo...

.....

Saludos a tod@s:

Avelina, tienes razón, no hay más partes, así termina.
He corregido en esta ocasión. Para una historia de este tipo no hay más tiempo.

Mafalda

Diego Fabián dijo...

Hiciste humedecer mis ojos, mi Mafis...

Y no es que lo haya vivido, pero a veces siento que lo haya hecho...

(A una amiga le pasó algo similar cuando murió mi mejor amigo... Supongo que Carolina y mi amiga sientieron lo mismo cuando vieron a sus amores en esa cama...)

Un abrazote, mi Mafis... Tu texto es, simplemente, excelente!!...

FENIX dijo...

Triste... ver a un ser querido asi, es lo mas triste que debemos enfrentar.

un saludo Mafis.

Unknown dijo...

hay momentos en los que dejamos de ser nosotros por ser parte del un algo de lo que luego nos arrepentiremos o simplemente voltearemos la mirada para decir, necesito avanzar pero ya sin este peso!!

QUerida tocaya! ha pasado mucho tiempo y me alegra estar de vuelta por aca..

te mando un beso y por aca estoy =)

George dijo...

el final es de novela. ja! (yo no suelo ver novelas :S)

y qué pasó con las pociones (ay, tampoco recuerdo si ese era el nombre) pero eran diez, me parece.

Cuatroletras dijo...

Carolina tenía que decir adiós, de lo contrario moriría en él, si no es que ya estaba muerta de antemano.

Cuando parar?,

cuando las señales te dicen alto?

Hay que aprender a salvarse.

Muchos abrazos.

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