lunes, 5 de junio de 2006

ES TARDE AMOR






Que la muerte no se entere que he muerto...

Cuando despertó, la luz de la mañana entró hiriente en sus cansados ojos, se los restregó con ambas manos, miró por unos segundos en silencio el techo de la habitación, estiró cada extremidad y respiró profundo. A punto de levantarse, retiene el aliento y agudiza el oído... nada. No escucha nada. Su mirada se dirige a la ventana, no logra escuchar el sonido del viento, el ruido de los autos, el bullicio humano.... nada.  Oye su respiración, el sonido que producen sus movimientos, incluso los latidos acelerados de su corazón... sólo eso y nada más.
De prisa se calza las pantunflas y sale de la habitación. La sala de estar permanece como la había dejado antes de ir a la cama:  un cenicero atiborrado de colillas de cigarro, los discos tirados por el piso, el estéreo prendido pero sin reproducir música, latas de cerveza vacías, libros, escritos amontonados en la mesa de centro, el teléfono descolgado y el alambre del mismo arrancado.
En cualquier casa habitada por una sola persona hay un aroma muy profundo que corresponde a su alma. Ernesto después de muchos años de habitar el departamento no había detectado su propio aroma.
Aspira profundamente y percibe la esencia que han dejado por allí algunas visitas cuya parafina aún permanece en el aire. Si las paredes pudieran reproducir y hablar, contarían tantas historias, tantos secretos.
Está asustado, está confuso por no escuchar nada fuera de lo que el mismo produce; estoy soñando piensa. En forma mecánica aspira profundamente y de esa forma aprovecha el aumento en su sensibilidad. Entonces, la siente, la percibe, huele el alma de Carolina. Como un animal, explora cada rincón del apartamento.  Descubre en el ambiente, -mezclado con el calor que exhalan los muebles, de los estratos de sabores que salen de la cocina, del ligero hedor que sale del fregadero, de la humedad caliente que se ha agarrado de las paredes del cuarto de baño y sobre todo del sudor de las sábanas del dormitorio- que está la esencia de Carolina. Detecta el aroma de su sexo, de su sudor. El olor amado sensibiliza al oído, entonces, logra escuchar sus gemidos de placer, sus palabras de amor, su éxtasis.
En transe se viste con rapidez y sale a la calle... nadie...  sigo soñando  se dice a si mismo. Aún la siente, aún la escucha, sus pasos lo llevan por instinto.
Cada ciudad contiene un plano secreto que levantan los amantes con todos sus pasos que han recorrido en la niebla de otoño, o bajo las acacias en primavera; también esta trazado en los cristales empañados de los cafés en invierno o en las señales que ellos han fijado con las rodillas en las praderas de los parques cuando se amaron en verano, sus besos oscuros permanecen sin sus labios en algunos cines.
Ernesto sigue el plano, la puede sentir, escuchar, oler. En un instante la tristeza insoportable se instala abasalladora, lágrimas incontenibles caen por sus mejillas y el frío hiere sus mejillas.  En cámara lenta  también, inicia la lluvia constante y melancólica.  Ernesto se resguarda en una acera para protegerse de la cortina de gotas de agua.
De pronto la ve. Carolina está sentada en una banca de un solitario parque, con la mirada perdida, completamente mojada por la lluvia. El primer impulso de Ernesto es acercarse, pero sus piernas no responden  sigo soñando  concluye. Sí, sí es Carolina. ¿Llora? ¿Por qué?  Ernesto intenta decirle : No te aflijas mi amor, aquí estoy, mírame, siénteme como yo a ti.  Carolina se pone en pie, se enjuga las lágrimas  y dice:  Que pozo tan profundo hay aquí, cuanto amor se necesita para matarse.  Toma un sendero y se aleja a paso lento. Ernesto la observa y emite un grito desgarrador: ¡¡ TE AMO !! quiero que lo sepas ¡¡¡TE AMO!!!  Perdóname por ir así buscándote tan torpemente.
Entonces, tomó la decisión de no morir más mientras siguiera vivo.



"En las tardes azules del estío, por los senderos
iré, picoteado por los trigos, a pisotear
la yerba menuda: soñador, sentiré su
frescura en mis pies.
Dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda
No hablaré, ni en nada pensaré,
pero un infinito amor en mí sentiré arder
y al igual que un bohemio, lejos, muy lejos,
iré, por el campo, feliz como junto a una mujer"


Rimbaud

 



FIRMA: Un ser de este mundo


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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Duele leerte, mafalda. Pero las historias son las historias. Hay que respetarlas, tienen vida propia. Aunque duelan.
te mando un abrazo..

Kix dijo...

:-) Feliz inicio de semana!!

Malintzin dijo...

Te habia perdido la pauta.. pero ya la retome.

Muchas veces la realidad.. rebasa a la ficcion.. pero en este caso.. la linea entre ambas es muy ambigua.

Cuentos ... si... pero llenos de marcas de realidad.

Saludos

Mali

Workaholica dijo...

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh....

Mafaldiux....... que rico escribes.....

Me encanta !!!

El Navegante dijo...

Chaparrita, me has dejado sin palabras.
Tu imaginación ha dado un vuelco de 360 grados hacia las cuatro latitudes, y se detuvo finalmente con tu claro objetivo.
Crear la dvina confusión y concurrencia de cosas que pueden ocurrir aún sin haber muerto, y tal vez con más raón si uno lo estuviese.
Cuál es el límite , quién lo puede decir, acaso se habla con los muertos?
Me encantó además el poema del remate de ese gran poeta.
Un besito y aprobada con 10 y feliciitado, como en el cole.

Anónimo dijo...

Evolución, eso es lo que veo en tus letras, una soltura de mano al dibujar las imágenes, me encantó Mafalda... un abrazo

santo dijo...

mmmmmmm oye mafa tus post son nostalgia pura y remembranzas en algunos casos pero muy bellos y alentadores para que se analice la vida.
saludos y que estes bien este ser de este mundo jejeje

Angeek dijo...

Creí que había escrito un comment.
Me hizo recordar a Neruda...
Saludos

Hecate dijo...

Inspirada. Ese es mi diagnostico, me gusta leerte asi es interesante tu versatilidad, definitivamente te has afinado.
Aca ando, la maldita red no me deja publicar.
Cuidate y sonrie que yo echo chispas.

Mati =) dijo...

NNnaaaaa!! Aún no sucede...

Saludos, besos y apapachos!!

Buen finde...

Misionero dijo...

Querida Mafalda, te he leído y todo ha fulgurado como un flash; de pronto se levanta un velo y percibo la ciudad envuelta en una densa niebla letal que pareciera una sucesión de muros de cristal esmerilado, todo sugiere un laberinto donde flota un aroma de herida abierta en tu costado. En cada bocacalle advierto que está esparcido tu cuerpo, celebrado tantas veces entre linos blancos tendidos. Nunca es tarde Mafalda ni hay hora y fecha sabida por nosotros, si el ojo destella como vitral bajo una lluvia de relámpagos es porque un don altera el entramado de la muerte. O talvez sea lo contrario y haya un espacio de gracia para detenernos en el punto de no retorno, tú que lloras o cantas y escribes este sueño extraño, transmitiendo amores, ¿lo sabes?

Saludos, un abrazo iluminado de afecto para vos

Misionero

PD: Aún espero esto… quiero enviarte por mail un recuerdo con imagen de esta mujer que conoces como Mafalda.

DARIUS TREMENS dijo...

Gratamente sorprendido por tu escrit no acierto a describir mi sentimiento más que con algo de Paul Verlaine:
Llora en mi corazón / Como llueve en la ciudad / ¿Que es esta languidez? / Que penetra mi corazón.Saludos Mafaldiux.

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