viernes, 19 de mayo de 2006

LA VERDAD






Hay corazones que no reposan, en el diario palpitar expulsan dolores; tarde o temprano bloquean el ritmo que les abriĆ³ camino a la vida. Marieta Viruta, menuda, imperceptible; todas las maƱanas al despertar se persigna y reza una oraciĆ³n.  Su arreglo personal es sobrio.  Antes de salir, prepara un desayuno para su hija Teresa de 17 aƱos; le besa su mejilla y sale a la calle. Bendice a sus vecinos. Da gracias a Dios por un nuevo dĆ­a y se dirige a la oficina.

Marieta archiva diariamente cerros interminables de facturas: por fechas, artĆ­culos de compra, precios y proveedores. Ese dĆ­a estĆ” preocupada y presurosa. AcudirĆ” a la reuniĆ³n del pastoral social de la parroquia San Antonio de Padua para impartir doctrinas y realizar recogimientos a varios niƱos y feligreses. EstĆ” trabajando en la preparaciĆ³n para el retiro espiritual del dĆ­a siguiente. "Me preocupa ese chico" se repite constantemente, "necesito que escuche a Dios."

-¡Marieta! -mĆ”s que un llamado es un reclamo al que acude presurosa. El Licenciado Mascote estĆ” sentado en su escritorio con el ceƱo fruncido -. ¿QuĆ© es esta chingadera de cafĆ© que me preparaste?
- PerdĆ³n, licenciado, lo preparĆ© como habitualmente le gusta a usted, una cucharada de azĆŗcar y dos de ca...
- No preguntĆ© cĆ³mo lo hiciste,  ¡idiota!, lo que digo es que sabe a mierda.
- En un momento le preparo otro -Marieta sale de la oficina. "Es mi cruz seƱor", repite varias veces. Marieta prepara una nueva taza de cafƩ y la coloca frente del licenciado.
- De todos modos ya me iba -se pone de pie y sale con pasos fuertes de la oficina. "AmpƔralo seƱor, ten piedad de Ʃl", reza Marieta.

Es el dĆ­a del retiro espiritual, Marieta da la bienvenida a los adolescentes que se anotaron. Impaciente, espera la llegada de Ricardo quien habĆ­a acudido a la parroquia San Antonio de Padua siete meses atrĆ”s, en ese tiempo a Marieta le impresionĆ³ la mirada ausente del joven. El Padre CastaƱas -como era costumbre cuando llegaban muchachos nuevos a la parroquia- lo acogiĆ³ con fraternidad. Ricardo despuĆ©s buscĆ³ a Marieta en su casa, platicaron de la escuela, de las materias que se le dificultaban. Ella, por supuesto,  utilizĆ³ la influencia de su aparente felicidad condicionada por sus creencias, para que Ricardo accediera a acudir a la parroquia y formar parte de las juventudes eclesiĆ”sticas organizadas por el Padre CastaƱas. "Se ha logrado un milagro", repetĆ­a Marieta semanas despuĆ©s cuando vio de lejos a Ricardo, jugando FĆŗtbol con un grupo de jĆ³venes del pastoral juvenil y con el Padre CastaƱas. Ricardo le contaba a Marieta y a CastaƱas acerca de su padre y de los golpes constantes a los que era acreedor; terminaba siempre llorando. Marieta lo consolaba; "el castigo divino llegarĆ”, ya lo verĆ”s", le aseguraba. Ricardo la veĆ­a no completamente convencido. Pero aĆŗn asĆ­, decidiĆ³ acudir a las reuniones del padre CastaƱas. TenĆ­a tres semanas que Marieta observaba a Ricardo de nuevo ausente, mĆ”s huraƱo que de costumbre. El foco rojo de alerta se encendiĆ³ cuando lo escuchĆ³ decir: "Me la pagarĆ”s cabrĆ³n." IntentĆ³ platicar con Ć©l; lo Ćŗnico que logrĆ³ fue la promesa de que acudirĆ­a al retiro espiritual.

Marieta esperĆ³, sin resultado, la llegada de Ricardo; cerrĆ³ la puerta y se dirigiĆ³ a las aulas de la parroquia para iniciar las actividades del retiro. A lo lejos estaban las catequistas reunidas en los Ć”rboles del jardĆ­n parroquial; Marieta se acercĆ³ y las notĆ³ inquietas y preocupadas.  Le explicaron, presurosas, que el padre CastaƱas aĆŗn no llegaba y que ellas,  al intentar localizarlo, llamarĆ³n a la casa parroquial y les contestĆ³ Abel -el que prepara los alimentos del padre- quien estaba histĆ©rico, no les dio detalles pero tenĆ­an que acudir de inmediato a la casa de descanso del padre.

En la casa parroquial, los colores del bien y del mal que Marieta conocĆ­a, la traicionaron.  SatĆ”n le escupiĆ³ la cara y, de golpe, comprendiĆ³ la verdad: que los carneros no eran del color de los tigres. El Padre CastaƱas, en su cama y desnudo, yacĆ­a amarrado de pies y manos, con traumatismos en todo el cuerpo y con algo a punto de atragantarlo metido en la boca, era su propio pene, mutilado.
En la habitaciĆ³n contigua, Ricardo colgaba de una cuerda por el cuello.  Un papel sobresalĆ­a de la bolsa de su pantalĆ³n:

"Acudo por ayuda y sĆ³lo recibo de este hijo de puta su verga de mierda.
¡NO SE LO HARƁS A OTRO, PADRECITO CABRƓN!"
Ricardo.

Una semana despuƩs Marieta acude a trabajar a la oficina.
- ¡Marieta! con una chingada, tienes mucho que archivar, no te retirarĆ”s hasta terminar, me importa madres que duermas aquĆ­.

"Padre nuestro que estas en los cielos..."






FIRMA: Un ser de este mundo. (DOM)


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10 comentarios:

Mati =) dijo...

Hola Mafalda,

Me faltan varios post; pero poco a poco me actualizo, va quƩ va??

Saluditos pa'l fin de semana, Chhaaaaoooo!!

=D

Hecate dijo...

Lo que pudre e indigna es la atroz manera en que se oculta toda esta corrupcion, el alma se transtorna.
No dire mas.
Me gusto tu cuento, crudo, pero dolorosamente real.

Angeek dijo...

Hasta el final aclaras. PensĆ©: ¡pero que rapidez para hacer un cuento en cuestiĆ³n de horas!
Saludos

AnĆ³nimo dijo...

MAfalda, hoy has hecho de nueva cuenta uso de tus mejores letras con el tono justo de protesta... SerĆ” por eso que has escrito, por Maciel, por tantas y decepcionandtes cuestiones de la Iglesia CatĆ³lica que yo, aunque siendo creyente no he llevado nunca a mi hijo?
Me dejas pensando, y prefiero mantenerlo en casa y fomentarle un respeto mƔs allƔ de las oraciones a ese ente universal... que atiborrarle la cabeza de ideas huecas...
Un abrazo Mafalda!

Kix dijo...

"Marieta utilizĆ³ la influencia de su supuesta felicidad condicionada por sus creencias"... Bravo! Eso es exactamente lo que pasa con los fanĆ”ticos religiosos.

Entiendo que a mucha gente le hace falta creer en algo, pero creo que es mucho mĆ”s eficaz creer en tu misma fuerza para poder sair adelante y no sufrir ese tipo de decepciones como las que sufriĆ³ Ricardo, que -dicho sea de paso-, me alegra la venganza que tomĆ³! LĆ”stima que fue ficticio...

Un abrazo Mafalda!

Mugrali dijo...

Yo no sƩ cual es la terrible noticia pero que les sea leve.

Neliza dijo...

que fuerte pero mu interesante y el pan nuestro de cada dia, por que la vida esta llena de tanta porqueria, daƱar a niƱos inocentes.

Workaholica dijo...

Wow...... y 3 veces wow....... que buen cuento mi Mafaldiux...... muy ad-hoc en estos dĆ­as.......

Sabes..... lo mĆ”s increĆ­ble..... vivo rodeada de “personajes” que apoyan a la LegiĆ³n...... y lo siguen defendiendo......... con todas las evidencias enfrente...... ¿Lo puedes creer?.......... veo todo esto, los oigo y sĆ³lo me dan ganas de vomitar......

AnĆ³nimo dijo...

ni hablar..
tu sabes que es un tema que siempre me enchila.
muy bueno tu cuento, cada dia escribes mejor.

Hecate dijo...

Debo decirlo, ya extraƱo tus letras.
Ojala no te encuentres muy ocupada.
Suerte

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