lunes, 12 de enero de 2015

Todos esos nombres...





Supongo que yo tenía miedo porque le encontré el defecto a la primera. Entre aromas de cilantro y libertad, puse en duda el brote de emociones y me dediqué al trabajo arduo de acumular incertidumbre. Terminé como todos los tontos inseguros, atrapada en arquitecturas de barro, en sombras de chimeneas barrocas; abrazada a rieles fríos que nunca reciben a esos trenes abarrotados de sonrisas.
Luego llegó enero... de un año nuevecito y sin arrugas. En las hojas del calendario antiguo, quedaron los impulsos y en el nuevo, germinarán inseguras las próximas pretensiones: brotando a través de las tizas de colores...

DOM.

1 comentarios:

Workaholica dijo...

Con la ventaja amiga, de que un año nuevo nos da el pretexto perfecto para tener nuevas inseguras pretensiones, lo bueno es que tenemos todas esas hermosas tizas de colores :)

Sabes que te deseo que las uses a diestra y siniestra iluminando tu paso.

:*

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