LIBERTAD

"-Vuelve cuando puedas -le dijo Sam a Jacob al final de la novela "Eclipse" de Sthepenie Meyer".

Terminé de leer este párrafo y las lágrimas corrieron nuevamente. En ese momento =en la novela= Sam se muestra en su totalidad, como ese amigo que siempre ha sido para Jacob.

No he solicitado tiempo como Jacob, lo que solicite fue la oportunidad de romper el vínculo, y también imploré comprensión =como Sam la tiene para Jacob=.

He logrado la libertad, el costo de la misma es lo que me tiene con el corazón estrujado, con una tristeza que no sé como definir exactamente; desde hace algunos años intente de diferentes maneras, quitarme una alianza invisible pero pesada como el hierro.
¿Cuando un compromiso es una tonelada en la espalda?: Cuando desde su inicio se enlaza en un convencimiento irreal.
La simple entrada de una duda debería evitar comprometerse en palabra y sentimiento, aún así lo hacemos, porque deseamos fervientemente modificar el engranaje de lo inevitable, luchamos por componer lo que desde un inicio esta roto y desmembrado.
He renunciado a continuar trabajando intensamente por algo de lo que nunca estuve convencida, estoy curada de la CAUSA inicial que motivo invertir mi tiempo y mi trabajo (durante seis años) en un sueño ajeno, ya logré liberarme del sentimiento y de esa ilusión cegadora que vela la realidad; pero romper la alianza ha sido un paso también doloroso. He bajado la guardia, ya no pude más, mi deseo egoísta de libertad tiene un sabor amargo, me horroriza pensar que mi actitud tiene el color descarado de la cobardía y probablemente de la traición, y eso en verdad me tiene preocupada.
A mi en lo personal me duele dar un paso atrás en este proyecto, no por la pérdida económica de mi parte, sino por el apoyo que se esperaba de mi y también, porque se tatúa en mi ego una derrota más. Durante mucho tiempo trabajé sin esa felicidad que le aflora a uno cuando se persigue un sueño propio o compartido, acudía con un doble sentimiento jalándose uno a uno, de un lado a otro; se trataba de la responsabilidad y la obligación, y cada día que pasaba el equilibrio de ambos iba perdiéndose hasta que un día desapareció, y entonces la obligación se metió en mis zapatos haciendo cada vez más difícil mi estancia y mi trabajo adecuado. Pero también existía algo de lo que nunca logré liberarme, y que inicialmente me lo negaba a mi misma, fue esa presencia burlona que detectaba mi cuerpo al cruzar el umbral de la puerta, esa esencia invisible que se pegó como baba en cada mueble, en las paredes, en el chest-long. que estrenamos juntos, en el ecocardiógrafo que nos costo un dineral, en la banda de esfuerzo que compramos entre los dos (y que el día que se vendió y fueron por ella, la miré irse sin que rechinara o se destrozara en cachos, como manifestación de reproche ante el rechazo de mi parte) en la vitrina que nos prestó su papá, en el biombo que él definió como inútil y que después le encontró utilidad, en las sillas negras para los pacientes que con prisas armó a punta de martillazos para poder sentarnos y platicar, en la música guardada en la PC que un día borré; pero….. ¿Como no escuchar la ausencia que grita a través de los muebles y del ambiente, que día a día me recordaba un proyecto que yo no deseaba iniciar, pero que acepte porque era la UNICA ALIANZA que podría mantenerme cercana a él? Y si, así es, la escuchaba.... y deseaba (cuando lo comprendí en su totalidad) cortarla..... liberarme. Pero los errores tienen un costo, y en este momento insisto, no me preocupa lo económico (con lo que respecta a mí) me preocupa la amistad y la economía de los demás involucrados.

....... he logrado quitarme esa alianza invisible...

Ella corre y sus piernas resultan ser tan ligeras que no se dio cuenta en que momento cruzó la línea divisoria entre el campo y el espeso bosque.....¡Hacia la libertad!...

¡¡¡¡Gracias!!!!!

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