lunes, 14 de mayo de 2007

DEL CALOR DEL INFIERNO Y DEL MISÓGINO DE CLOSET





Hoy voy a hablar desde la ausencia porque él ya no está, partió hacía el desconocimiento. Tal vez se molestaría si se enterara que utilicé la palabra “desconocimiento” para describir hacia donde se fue (él, que aborrecía a los incultos y a los ordinarios).
Se fue a ese espacio, a la otredad, a lo irreal (?) que es la muerte. No tengo la menor idea del “cómo” murió. De eso no se trata esta narración.

Conocí el infierno en 1992; era mi tercer año de especialidad y mi primer año de residencia en Cardiología. Llegaría el momento de mirar a “El Diablo” en persona. Asustada, escuchaba los vaticinios y mi corazón latía a mil. No me iba a amilanar; no es parte de mi personalidad. Cuando rotes por el infierno -así le llamaban al servicio de hemodinámia- y conozcas a “El Diablo”, sabrás lo qué es amar a Dios -me decían-.

La primera vez que lo vi, estaba sentado en su oficina de jefe, vociferando maldiciones. Miré a un hombre delgado, limpio, con manos grandes, zapatos de charol pulcros, pantalones de pana cuadrada, camisa verde con un anacrónico moño amarillo y una chaqueta de pana sin una mínima armonía con el pantalón; su pelo era entrecano y exhibía un bigote mal cuidado. El ambiente que generaba a su alrededor era tenso.

Hablar de él desde su ausencia provoca que pueda cometer el error de corregir, exagerar o errar con la palabra, y no mostrar adecuadamente al personaje. Tómenlo como un defecto técnico que el tiempo probablemente borrará.  “El Diablo” era un hombre -en ese año- de la sexta década de la vida, que había leído un número incontable de libros, hablaba más de dos idiomas, era aficionado a la música que él y muchas personas consideran “culta”. La gramática, para él, era un enigma; le fascinaba el análisis. Sus pleitos y sus peroratas iniciaban por su grosera y burlona manera de corregir a los demás: en la forma de hablar. Cuando platicábamos con él o en su presencia, nos disecaba; los resultados obtenidos de esa disección los desplegaba en su laboratorio mental particular. Todas nuestras palabras eran sometidas sarcásticamente a esos rigores. Era un individuo obsesivo, didáctico, aplastante.  Nos ofrecía dos o tres veces por semana, unos sermones furiosos, compuestos de periodos complejos e interminables. Sermones en los que desplegaba los brazos como dos alas inmensas, creando silencios hipnóticos. Miraba lugares indefinidos. He olvidado los temas, pero no los ademanes, el acento trágico, la atmósfera de catástrofe que pretendía suscitar. Mi primer encuentro cara a cara con él nunca lo olvidaré. Se llevó a cabo el segundo día de mi rotación.  Además, se sumarían varias situaciones en mi alocada osamenta.

El servicio de hemodinámia era, en esos días, un eslabón indefinido para mi. Aprender la física de los fluidos, entenderla, asimilarla y proyectarla en la Cardiología era mi reto en esos tres meses iniciales. Como residente de menor jerarquía y primera vez en ese servicio mis actividades eran: aprender hemodinamia en los libros, vigilar la computadora de presiones intra-cardiacas, tomar presiones intra-cardiacas, vigilar electrocardiograma del paciente. Si detectaba alguna alteración: avisar de inmediato y ayudar en caso de alguna complicación. De acuerdo a mi avance académico, iniciativa, el estado de ánimo o deseos de enseñanza de los médicos adscritos, podía dejar el teclado de la computadora de presiones y ser la ayudante del que realizaba el estudio hemodinámico.

Estaba asustada, con los ojos completamente abiertos, hecha pelotas con el teclado de la computadora -como testigo- y con los médicos gritándome: “dame cero” y la idiota de mi no acertaba cómo darles el mentado cero. “El Diablo” entra en escena, colocándose a mi derecha, pica una tecla, grita: “cero”, pica otra tecla, toma presión, pica otra tecla, toma trazo de presión intra-cavitaria; grita: “ya está VI, dame aorta”, dice: “cero”, toma presión, toma trazo intra-cavitario. Yo intercalaba una mirada hacia él, una mirada al teclado, intentando grabar en mi cabeza todo el procedimiento. De pronto, con actitud retadora me grita: ¡¿Qué me ve?! No lo pensé, no medí las consecuencias, no lo ensayé, nada, sólo me salió así de pronto la respuesta: ¡Qué le importa!  Se hizo un silencio raro. La sangre calentó mis orejas. Algo me dijo al oído que le sostuviera la mirada, que lo retara con mis inmensos ojotes y así lo hice. Simplemente sonrío un poco para si mismo, como si mi respuesta lo hubiera herido. Todos los demás resoplaron para dejar salir la tensión del momento, después, sonrieron; él me dio la espalda y salió de la sala.  Después de ese día, por lo menos a mí, nunca me asustó. Siempre creí que polemizaba para trasportarse, salirse de este mundo que lo tenía cansado. Como el Quijote que peleaba con los molinos, él nos convertía a nosotros en personajes raros y, furioso, sacaba su espada para pelear con ese mundo con el cual estaba en conflicto continuo. Inclusive sospeché, que su familia cercana (que no conocí), lo utilizaba como una especie de espanta pájaros sagrado. Pocos éramos dignos de un trato amable o por lo menos de su no indiferencia. Yo no me sentía especial, importante o diferente cuando platicaba, bromeaba o me saludaba. Nunca profundicé con él acerca de un libro, de una preferencia musical, no hablé en latín, en griego, en inglés, francés, etcétera. No tengo la menor idea por qué fue condescendiente conmigo.

Hace algunas semanas lo recordé. En ese año, 1992, cuando lo conocí, se llevó a cabo una corta conversación entre él y yo, una plática de un contenido raro para mi en esa época. Estaba sentada haciendo cáculos, con un cerro inmenso de cines-angios que reportar. Era tarde, mis compañeros ya se habían retirado. El día siguiente sería: martes de sesión medico-quirúrgica; era necesario terminar los reportes. Él entró y se sentó a mi lado:
  • D: ¿Qué intenta hacer tan tarde?.
  • M: Tengo muchos reportes pendientes.
  • D: No logrará la atención de los medicuchos cuando usted presente los casos.
  • M: Lo tengo que hacer de todas formas.
  • D: Mmmm ¿No se cansa de mirar las mismas caras, de obtener las mismas respuestas? Todo es igual, nada ni nadie me resulta diferente en estos años.
  • M: ¿Usted ha cambiado? ¿Ha intentado ser diferente?.
  • D: No me senté aquí para ser cuestionado. La miro y me resulta tan familiar. Usted debió ser hombre en lugar de ser mujer.
  • M: Ya salió el peine. Lo bueno de usted es que no oculta ser misógino.
  • D: Lo bueno es que usted descubrirá que todo se rige por la misma regla. Lo bueno de usted es que aprenderá a vivir día a día, que a todo le dará su lugar. Algún día entenderá que la fe y la esperanza son un estorbo. Poniéndose en pie finalizó: “Yo cierro en cuanto usted termine sus reportes”.
Creo que ese día lo miré realmente por un instante. Miré a ese ser solitario, de caparazón duro, que leía a solas sus libros. Quién sabe en qué momento perdió la capacidad de asombro, olvidó que los libros no sólo son necesarios: para que seamos más cultos, para que descollemos entre nuestros semejantes, para conquistar, engañar y embelezar oídos; sino justamente para cambiar. Como en el amor, lo importante sería NO la acumulación de mujeres u hombres, sino la transformación, la sensación del vértigo. Sartre dijo: “Hay hombres que nunca han sentido la necesidad de ser otros. La lectura es un acto de transformación”.

Tal vez “El Diablo” miró en mi a la solitaria que se sienta a ver detenidamente el panorama, a mirar este mundo etiquetado o no etiquetado. Y desde ese año, que lo conocí, aún no sé por qué, inicié una lucha constante contra la amargura. Ha habido veces que no le encuentro sentido el seguir adelante. Pero sigo adelante. Me he quedado en el camino todo el tiempo. Y sí, he descubierto que todo se rige por la misma regla; la iglesia, la política, los negocios, el matrimonio, la relación de pareja; en todos existe la mentira, la deshonestidad, la guerra del poder, la desventaja del débil, etcétera. He recibido indirectamente una herencia de él. Esa única herencia quizá sea esta intolerancia mía, la convicción de que su constante rectitud en el habla, excluye el humor; la acidez, impide las sorpresas. Por lo menos a mi las personas intolerantes, que son inteligentes, que se creen únicas, que creen tener toda la verdad, y que los vence el cinismo (el cínico en mi opinión es alguien que cree que nada tiene valor, no tienen respeto por la gente, los signos y los sentimientos; tomando las cosas y los cuerpos, porque creen que es su derecho. Un escéptico cree por lo menos que él mismo tiene valor, teniendo el suficiente sentido para no convertirse en un cínico), me hacen levantar la voz, esto permite en un instante cambiar el tono de la plática, voltear la medalla, quitar la pacotilla y el azúcar, lanzar un balde de agua helada. Otra herencia es mi rebeldía y protesta contra las explicaciones excesivas. Sin embargo mi verdadera golosina es la pregunta a un rasgo íntimo, a la mínima duda, nunca me quedo con el signo de interrogación, cargo siempre con el riesgo constante de ser catalogada de ignorante por preguntona.

Me gusta el universo donde haya personalidades mayores, lejanas, intratables. Aquellos que reconozco como maestros y jueces. Nostalgias filiales, deshechos religiosos, imaginería romántica o sicología de discípulo. Frente a los cuchicheos y las altanerías prefiero mis reverencias.

Unos años después, yo era médico adscrito, acudí a hemodinámia a presentar un paciente. Al llegar a la oficina de él, salía una pareja de esposos. ambos eran médicos. Seguro ella le habló de pintura, de música clásica; practicó su inglés o su latín y, el esposo, discutió algún libro raro, profundizó sus conceptos acerca de la muerte. Cuando ya no estaban a la vista de él, puso mala cara y dijo:
  • D: ¡¡¡Qué farsa!!!
  • M: Oiga Doc, no sea injusto, para mi el esposo es auténtico.
  • D: ¡¡Lobos vestidos de ovejas!!, aprenda a detectarlos. El misoginismo escondido.
Al misoginismo escondido en esta época yo lo he dado otro nombre. Las personalidades masculinas que no se ven bien atacando al género femenino, que en su cabeza -de forma oculta- existe la seguridad de que la mujer es inferior: aunque no es prudente decirlo, no es adecuado manifestarlo; son encantadores porque es necesario serlo, hablar de manera inteligente para lograr el objetivo; porque para ellos la mujer está ahí para darle placer, únicamente para eso fueron creadas, no hay que espantarlas, la acción y la realidad las colocará en su lugar. Éste es el “Misógino de closet”.

Puedo decir que no sé cuál es el misterio que nos hace o que nos rompe. Sólo seré yo. Seguiré sin hacerle daño a la gente. Intentaré no juzgar demasiado. Cumpliré con mi palabra. Pagaré todo lo que debo. No seré adorable, intentaré ser amable con la mayoría de la gente menos con los estúpidos. Exigiré siempre el peso completo de lo que pago. No culparé a un ser superior por lo que me pasa. Pienso que no es Dios, Jesús, Ala, Jehová, Buda, quien da o arrebata, quien engaña o miente, es la gente y las condiciones. Quizá haya una probabilidad de que exista un Dios personalmente interesado en mi, y una buena probabilidad de que no exista. Amo y amaré a mi país, estaré siempre en contra de morir por una bandera, la que fuere. Seguiré gozando de mi cuerpo, he descubierto que el sexo no tiene nada de romántico, es real, es una exigencia de liberación, y el sexo y el amor en ocasiones pueden trabajar en grupo. Si no dejo de despertar cada mañana, podré seguir viviendo. Eso de la fe y la esperanza, poco a poco lo he ido entendiendo, es probable que llegue a estar de acuerdo algún día con él. Las palabras hipnotizan y más si son pronunciadas para ese objetivo, no hay que creer por completo en ellas, no permitiré que me despeguen del piso. Muchos de los problemas suceden porque queremos pensar que la sociedad y la naturaleza son lo mismo. La felicidad eterna no existe. Hay que llevar el amor a cuestas, no el amor a fuerzas.


Les comparto este pequeño poema; llegó a mis manos en mis viajes por el metro (mi tranvía) durante mis días de preparatoriana.



VEN, ASÓMATE


“¿Quién te extrañaba
cuando estabas afuera del espejo?
¿Quién te extrañará
cuando vuelvas a estarlo?
El espejo esta siempre completo,
aunque no refleje nada.
Sin embargo
en su centro hay un llamado".



FIRMA: Un ser de este mundo







_______________

28 comentarios:

karladre dijo...

hola mafalda, perdón por haberte abandonado tanto, espero que estes bien y la verdad, ya tenía muchas ganas de leerte. espero verte pronto. cuidate mucho y espero tu visita. un beso.
byek

Unknown dijo...

El diablo, solo quería activar cerebros dormidos. Tu despertaste. No es tan malo enfrentarse.

Aún así no me gusta esa actitud, la del dianlo, a vuelta de todo.

Angeek dijo...

¡Por fin! Lo has dicho...es el inicio...

Bernardo Felipe Martínez Meave dijo...

Un diablo de rango un tanto inferior al mio (nótese mi soberbía Jajaja) porque casi lo único que compartimos es el conocimiento del Latín (tiene uno que aprenderse mas o menos el Ritual Romano para cuando lo quieren exorcisar a uno)... Interesante de todas maneras el diablito este. Te dejo un abrazo..

Ego Asmodai, Rex magnus, fortis & potens.

Antonio dijo...

¡Qué padre post!

Yo, hace unos años pasé una temporada en el infierno y descubrí algunos de sus secretos:

Crea adicción, necesito regresar ahí de tanto en tanto.

El calor es el menor de los problemas en ese lugar.

El diablo sufre más que todos los condenados

Sólo se es jóven mientras no se teme preguntar

Sólo se es viejo cuando se ha convencido a sí mismo de que el mundo siempre será igual de terrible

Un Abrazo

santo dijo...

woowoww que post mi estimadisima mafaldiux pues si que dejo enseñanza y mostro de alguna manera su rictus de experiencia Y cruzo el umbral que fue lo bueno que a su vez tu no te inmutaste y vaya que eso le asombro tu caracter firme y convencido vaya que fue un inicio muy caluroso entre intelectualismo y experiencias de la vida
muchos abrazos y besos para ti

Pater Noster dijo...

valió la pena el mes de espera Mafalda.... en ese encuentro con el diablo pensé en una posesión demoníaca, pero resultó algo mas infernal: la naturaleza humana de otro ser, que bien puede llegar a ser algo intrigante como nauseabundo.

STAY BRUTAL

Kix dijo...

Hermoso...

No necesariamente una persona tiene que ser condescendiente con uno o amable, o sonriente. Es su esencia la que te deja una huella dentro.

Me encantó.

Anónimo dijo...

Esto, mi querida Mafalda, es lo que yo llamo un ESCRITO.

Bravo!

gatita dijo...

Amiguita, como olvidar a mi querido Demoño de tasmania.... conmigo tambien fué amable.... creo que consideró que ni vuelta a nacer me " volvería culta".... a su lado aprendí algo de hemodinamia.... poco diría yo, le gané un caso que se publicó..... claro a instancias de él.... como me reí cuando en plena sesión y a su usansa.... le puse a bronco con " adoro" jajaja no sabía de quien se trataba según él y al final.... resulta que si lo escuchaba.... ya en privado me dijo que era música de " lupanar" .... de qué???... de donde hay muchas lupes me dijo!!!.... el cantaba la traviata y yo a guitos alguna que otra de Jose Alfredo Jimenez la verdad fueron buenos días aquellos.... me fué bien... gané un amigo Misógino cierto.... pero valía la pena tomar un café, desayunar a su lado o robárselo para comer.... ojalá y su viuda no me lea!!!! por que si no me deschonga!!!!!
Me dio mucha pena saber que había muerto.... Yo lo recuerdo de traje negro, tipo " frac" asi se escribe??? no sé... con su moño negro, derechito, barba de candado, bigote estilo carranza y ojos picarones, describiendo el uniforme de las enfermeras y doctoras que rotaran en su servicio... ya te imaginarás...
En fin amiguita, esto que sientes.... algún día pasará.... lo sabre yo!!!! y en el fondo de tu corazón lo sabes tú....
Te quiero mucho amiguita.MUUUUA!!!

Workaholica dijo...

Chaleeeeeeeee Mafaldiux

Te escribí un comment y se lo chupó la bruja

Buaaaaaaaaaaaaaaaaa

Bueno, te dejo muchos besos !!!!!

Natinat dijo...

Mi Mafa:

Santa cachuha jejeje, tú si que tienes muy buen sentido del humor Mafa, gracias a Dios tengo amigas como tú, que no se asustan con cuentos chinos de vampirismo jeje.

De momento solo vengo a agradecerte tu presencia en mi rincón, fue muy reconfortante verte ahí, gracias infinitas, cuando pase la tormenta vendré con mas calma a leerte y a dejarte la huella de mis apreciaciones

Saludos con besos cenitales

Nati

PD: Saludos a Gatita, (en persona)por fis

Anónimo dijo...

Hola.
El correo es nuevo, esta en el perfil.

Saludos.

Mati =) dijo...

¿Sabes querida Mafalda? Me he identificado con las palabras que le dices a la personita a la que le dices: que deshoje el ramillete, que lo analice, que tiene su futuro en sus manos, que su mente es prodigiosa, que las palabras HIPNOTIZAN cuando son pronunciadas con ese se objetivo, así que no debe creer completamente en ellas, que esas palabras no la despeguen del piso y lo más cabrón que me ha pasado: La felicidad eterna NO existe y que hay que llevar el amor a cuestas, no el amor a fuerzas.

Me cae de madres que cada que te visito, siempre aprendo algo de lo que compartes... Quizá en el fondo me identifico con esa mujer que se siente sola aún teniendo a muchísimas personas que la quieren.

Gracias por estar presente, ignoro qué ha sucedido... Me da gusto que hayas escrito este post, vengo a leer en un momento acertado y con un chingo de coraje, resentimiento y valor de que las palabras que se pronunciaron NO me hipnoticen.

Te dejo un abrazo enorme y muy fuerte con mucho cariño!

Cúidate!

Mati =) dijo...

Y ya leyendo los comentarios, dos cosas más:

Yo también aplaudo tu post, es exquisito.

Y comparto lo que comenta Antonio: El diablo sufre más que todos los condenados!!

Eso, mi estimada es muy cierto...

Ahhhhh, con el permiso de Antonio utilizaré ese renglón de su comentario!

Besos =)

Diego Fabián dijo...

Ay jijos!!!... Me fregaste, mi Mafis!!!... No alcanzo a leer tu texto; ando medio de apuro... Te prometo que apenas tenga un tiempito me paso por aquí y me leo el post con todo el tiempo del mundo... y con una tacita de café!!!...

Saluditos mi Mafis... Apenas pueda me regreso, ¿si?...

Diego Fabián dijo...

Ya lo leí, y no tengo mejor palabra para describirlo: espectacular!!!... Siempre sabes como transmitir más allá de las palabras...

Y si... Todos hemos tenido -alguna vez- un "Diablo" como el que tu tuviste... Talvez haya sido un misógino, talvez un solitario... Talvez solo alguien que necesitaba descubrir más allá de lo que descubrió... Talvez -solo talvez- el necesitaba que lo descubrieran para sentir que no estaba solo en este mundo...

Mi Mafaldita querida, hoy, aparte de dejarme extasiado con tus palabras (lo que sucede cada vez que te leo), me dejaste una buena lección que trataré de recordar siempre: al amor, como a los libros, no hay que llevarlo a fuerzas, sino a cuestas... Yo le añadiría algo más: a ambos hay que ponerle mucho más de lo que creemos para que funcionen...

Felicidades mi Mafaldita... Me has hecho ver la vida de una forma diferente hoy...

pez dijo...

No manches, casi me arrodillo ante tí. Eres una diosa.

Podría enamorarme de tí, por la manera que tienes de escribir, de describir.

Aunque a decir verdad, me enamoro de (casi) todas. Shut, que no se entere la pexipata.

Roble dijo...

Hola!!!

Qué bonita forma de escribir me encanto.

Espero no molestar.

Saludos.

Coro dijo...

Querida Mafalda
Eres una muy buena narradora... además la historia es linda.
Cómo la tratas, cómo la cuentas...
Me ha gustado mucho.

Te invito a
desayunocomidaycena.blogspot.com

Estoy empezando con este blog. Siempre he querido hacer críticas de restaurantes... Allí te espero.

Armando Hormigo dijo...

De vuelta a tu parcela y deseandote la mejor de las vibras. Nos andamos leyendo y un beso para ti.
Armando.....

ignacio dijo...

quiza tenga razón este diablo, el que conocí yo se llamaba "Juan el diablo"
Quiza sea el mismo
Creo que en este post le pego al clavo en muchas partes, especialmente en ese que las mujeres estan alli para complacer al hombre, siempre me quedo anonadado como amigos se la pasan de mujer en mujer dando placer y hay una parte de mi que no me deja hacer lo mismo, estaré defecto o atrapado en la fe y la esperanza.

dull dijo...

me gusta tu manera de escribir, le das buen nombre a la cotidaneidad.

gracias por visitar mi blog, asi llegue al tuyo,saludos

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Creo que la vida de los médicos es especialmente difícil y sin duda eso es, en parte, lo que formó el duro carácter de este señor. Mientras leía, recordé a varias personas, pero no estoy seguro de que sean de veras tan semejantes a tu "Doctor Diablo". Quién sabe cuál sería nuestro pensamiento si como formas invisibles acompañáramos a estas personas hasta su casa y espiáramos su comportamiento con su familia, o su soledad.

Diego Fabián dijo...

Me he quedado pensando desde hace una semana: ¿Y si en verdad tu "Diablo" tenía razón? ¿Si en verdad todo lo que creemos que vale la pena no son más que cotidianeidades? ¿O farsas?... Me pusiste en una duda existencial, mi Mafis...

Sin embargo, llegué a una conclusión: puede ser que las cosas que valen la pena en la vida sea una farsa... pero sin ellas no valdría la pena vivir...

George dijo...

pucha, todavía no conosco ninún diablo...

Gabriela Monroy Calva dijo...

Interesantísimo tu post...y tanto tú como El Diablo y ese diálogo que se formó me dejo mucho...gracias y un beso

santo dijo...

mafaldiux usted no esta en la soledad lo que pasa es que tienes espacios de meditacion y reflexion que te hacen crecer en la vida eres una gran persona que haz sabido vivir intensamente esta vida que hasta ahorita llevas
saludos valientes para una mujer valiente :)

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