viernes, 23 de enero de 2009

On the turning away...







Foto cargada por crack jackson jr.








El día que llegó, Cornelio estaba inquieto. El dolor de cabeza me había taladrado constante durante horas el viernes, lo cual me impidió reunirme con Anibal, Rita y Carlos. Me refugié en casa temprano, tomé un analgésico y me metí a la cama.

El sol sabatino penetró por la ventana, las cortinas disminuían la intensidad de su reflejo. La resaca del dolor me pulsaba en la frente, abrí las cortinas y miré desde el balcón a Cornelio con su piquillo, picando la casita del correo. Bajé a prepararme un café. La cafetera se puso a trabajar y yo fui a mirar lo que emocionaba a Cornelio. Abrí la puerta del depósito, había cinco sobres, cuentas de banco y… una carta. Estarán de acuerdo que en estos tiempos resulta raro recibir cartas con timbres y remitente. Fuera de cobros y publicidad, yo no recibía cartas por esa vía, el internet ahora es la moda. Observé los timbres, eran de Canada, su aspecto llamó mi atención. A un mismo tiempo miré el papel del sobre y comprendí, que se trataba de una carta… ¿antigua? Cornelio se posó en mi hombro para leer al mismo tiempo que yo. Antes de iniciar me serví café en una taza, y empecé la lectura.








Ottawa, Canada, 12 Abril de 1912




Querida Ateh:

Te sorprenderá que alguien a quien no conoces primero, te escriba y segundo, se dirija a ti con familiaridad. Siempre hay una respuesta cuando estamos involucrados en la historia y en cualquier acontecimiento.
Tu nombre, Ateh, lo conozco porque yo lo elegí desde siempre. Apareciste en mis sueños cuando yo contaba con veinte años de edad. Y desde ese día nunca los abandonaste. Hoy, a mis cuarenta y tres años, y con los pies limpios después de largos caminos recorridos, deseo que me conozcas.
Te soñaba sentada sobre un suelo esponjoso, en medio de una oscuridad donde sólo tú, trasmitías luz. Peinabas tu pelo. Con absoluto ensimismamiento entretejías las mechas negras y largas. Entre los rizos de las puntas, ponías una peineta ensartada con un gancho. Terminabas el ritual, tu cabeza se escondía entre tus rodillas y empezabas a tararear una canción desconocida para mí. Al terminar la canción, me mirabas y decías: “Sabes Dorotea, por milenios nos han enseñado a caminar despacio entre las nubes, para llegar a los sueños. Otros aprendimos a pasar por las puertas de los espejos. Yo, Dorotea, represento cada mañana, durante una hora la vida de mi madre delante de los espejos”*.
Tu visita, o mi sueño, siempre terminan cuando tú, Ateh, concluyes el ritual: peinarte, cantar y decirme esas palabras. El ambiente puede ser diferente, un río, un bosque, un chalet solitario y abandonado, pero el ritual siempre está presente. Tu vestido en un sueño es rojo, en otro verde, en otro azul. Tu peineta siempre refleja los colores del arcoíris.
Estos últimos años me he dedicado a placeres mundanos, pero mucho más a leer. La Dama de blanco, me tenía volando, logré mirar a mister Walter Hartright caminando en solitario a unos instantes de encontrarse por primera vez con la mujer misteriosa. De pronto te miré Ateh. ¡Leías la misma novela de Collins que yo! Y ahí estabas conmigo, compartiendo sensaciones y escenas…


Al leer esto, mi confusión –que estaba presente desde el inicio de la misiva- fue aún mayor. Cornelio ahueco el ala asustado, y huyó para refugiarse en el cajón de la cómoda. Mi corazón se desbocó, la carta estaba en el piso, la sorpresa había invadido mis reflejos. Tres días previos había empezado a leer La Dama de blanco de Wilkie Collins. ¿De qué se trata esta broma? ¿Quién es el que la elaboró? Pensé con los nervios astillados. Sin atreverme a recoger la carta me dirigí a la cocina, intentando distraer las ideas, intentando no pensar.

Timbres antiguos, papel y sobre amarillo por el paso del tiempo, letra manuscrita de bordes definidos y con tinta de tintero. De pie en la entrada de la cocina, miraba en dirección a la sala. La carta en el piso, burlona, inyectaba curiosidad al ambiente.



Cornelio dos días después saldría de su escondite a contarles a los peces:“En pocas palabras la carta de Dorotea dice que llegó el tiempo de que Ateh llene los vacíos…”












FIRMA: Un ser de este mundo.



























_______________________________

11 comentarios:

marichuy dijo...

Mafis

Ese cornelio... me lo deberías prestar para una noche de confusión.

Y si querida, ya es tiempo de llenar vacíos y de tirar recuerdos inservibles y que solo ocupan espacios que no merecen.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Teniendo entónces un destino insospechado, de pronto vidas paralelas, curiosidad que llena de incertidumbre, seguro sucede, seguro seguirá sucediendo...

Lo que en definitiva, me hiciste recordar fue lo bien que se siente cuando escribes una carta, y la sonrisa que tuve cuando recibía las mías, del otro lado del mundo, que dejaron un gran vacío, seguramente no se llenará...

MauVenom dijo...

¿Ves como Cornelio sabe interpretar las cosas mejor que nosotros?.

Dile que aunque la carta no es para mí, tomaré prestado su significado para llenar mis vacíos propios que tengo rato de no dedicarme a ellos.

Se que leer correpondencia ajena es de mala educación y te pido una disculpa. Pero no puedo echar en saco roto las voces de ésta.

Llego el tiempo entonces Mafalda.

Un beso.

Susana S dijo...

Mafalda querida:

Me encantó la carta, los vacíos pueden ser inmensos, alguien me dijo hace poco que nunca logran rellenarse, pero yo no estoy de acuerdo. Logramos abandonarlos cuando cerramos los círculos, y para variar de eso estaba tratando de escribir ayer, ya sabes que siempre estamos como en la misma frecuencia ;-)
La neta los domingos son difíciles para mí y por eso no pude concluir mi post, pero ya que lo veas sabrás. Hay que seguir caminando pero hacia adelante, con la cara delante del presente y la espalda al futuro que allí debe quedarse.

Un abrazo fuerte

Edgar dijo...

"Timbres antiguos, papel y sobre amarillo por el paso del tiempo, letra manuscrita de bordes definidos y con tinta de tintero."

Hola Mafis, agradezco tu visita, anteusted no soy ni siquiera un Diego, no soy nada, me la ganas al escribir.........Ya conocí a Kix y te propongo hacer una reunión para conocerla a usted y a W

Jo dijo...

...Creo que llegado el momento me he prestado invariablmente a quitar sellos postales, sacar viejos papeles y adagios de amarillento tono...
al tiempo hay letras que quedan impresas pero al paso... se desdibujan y es cuando es en el vacio de esos cajones que experimentamos ese nuevo tiempo no de llenarlo de antiguos sabores... sino de unos nuevos. Un nuevo aroma, un nuevo brillo en los ojos y la certeza ademas de que no habrá de esas misivas que se hagan las escondidas para asaltarnos de nuevo y agazaparnos de improviso...

besos

e. r. dijo...

ey! que quedé con curiosidad? se explicará más luego? Saludos

Diego Fabián dijo...

Mi Mafis, debo confesar que este debe ser el primer post en el que quedé más confundido que al empezar...

A ver, dime si estoy en lo correcto: Dorotea es alguien que conocío a la mamá de Ateh??... Intuyo que la respuesta está en las palabras que Ateh le dice a Dorotea en los sueños, pero no logro discernirla...

Mmmm... Volveré a leer el texto (por quinta vez!!) a ver si al fin encuentro la respuesta...

Diego Fabián dijo...

Jeje... Me llamó la atención el comment de Edgar...

"... anteusted no soy ni siquiera un Diego, no soy nada, me la ganas al escribir..."

O sea, por qué la envidia, ah??!!...

Jajaja...

Un abrazo, mi querida amiga...

Recomenzar dijo...

Interesante manera de escribir y ver las cosas
y si los espacios vacíos tenemos que llenarlos con-- no emocines--
bello besos

Mafalda dijo...



Marichuy:

Mi Cornelio es muy simpático e inteligente. Tu pasa por él cuando quieras, le pones la mano y luego luego acepta el viaje jejeje.

Mi Marichuy, llenar vacíos, en eso estoy de acuerdo, pero lo que ocupo un lugar, y en su momento ocupo vacíos, allí se quedará.


Arian:

Vidas paralelas que se complementan, ya leerás la continuación y verás a lo que me refiero.
Yo también llegué a enviar cartas y también recibir. Por cierto, están guardadas algunas. Un saludo para ti colega.


MauVenom:

Es bien hermoso y listo mi Cornelio jejeje. ¡Bien por ti! Llénalos, y no es de mala educación leer esta carta (por lo menos).
Así es, me llego el momento, y en eso trabajaré cada día.


Susana:

Por supuesto que no se rellenan en su totalidad. El crecimiento interior determinado por la enseñanza que dejan algunas experiencias (en ocasiones todo esto está vinculado con cerrar círculos) llena los vacíos.

Y si amiga, hay que caminar hacia adelante.

Edgar:

¡Usted es usted! Y yo sólo soy un aprendiz de escribana, me faltan muchísimas tablas para considerarme escritora.
Y que bien que ya conociste a mi Kix. Cuando gustes nos ponemos de acuerdo para tomarnos un café.

Jolie:

No hay que tirar los recuerdos, hay que guardarlos, llenar vacíos existentes, y cuando los recuerdos ya no piquen el ánimo, sacarlos a orear, y que sigan formando parte de nosotros. Somos tiempo Jolie, por lo consiguiente, somos recuerdo.


e.r:

Usted Ever es el único que me pregunta con curiosidad qué es lo que leyó Cornelio para sacar esa conclusión. Y ya se lo escribo en el nuevo post, espero le guste.

Diego:

Déjate llevar por la fantasía y entenderás de qué se trata, de todos modos aún no termina esta parte de la narración, y como le digo a Ever, ya escribo lo que sigue, y espero que te guste mi amigo.

No creo que Edgar lo diga por envidia.


Mucha:

Gracias por recordar este espacio, y que bueno que te sigue gustando.
Y si, así es, hay que llenar los vacíos.



Gracias a todos por sus comentarios, y continua la historia de Ateh y su casa….

Mafalda

2:52 PM, enero 29, 2009

...

Fe de erratas:

Vuelvo a poner las respuestas a sus comentarios corrigiendo lo siguiente: La primera respuesta que coloquè dirigida a Diego era en realidad para Edgar.

Un saludo y disculpa.

Mafalda

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