miércoles, 21 de abril de 2010

Con los pies desnudos…




Tiene sus ventajas protegerse para ver el sol, después, cada quien elige: silla, suelo, cama, etc,. Yo quise columpio. Pero no cualquier columpio. El indicado lo encontré a diez horas de distancia. Lo bueno es que ahí se puede beber o fumar, incluso llorar; cuando esto último suceda yo sé que de inmediato cada gota salada de llanto se convertirá en cristal, tin, tin, tin, así sonarán al caer sobre el suelo.

Pasaré al momento inicial, podría excusarme diciendo que se trató del más importante, en la lejanía del momento cualquier escenario dista de asemejarse al que se pisó en otro presente y, que desde el trono, ahora se visualiza con detalle.

Iniciaré entonces...

Ella entra en escena para actuar y yo desde mi trono le veo los tobillos desnudos, enseñando un tatuaje de gena en su pie derecho. Tanto le ha llovido que lleva una máscara de llanto, de esas que tienen una sonrisa franca al tiempo que comprimen  los ojos anegados de lágrimas. "Puede que la vida me dé alguna oportunidad", le decía cada tarde a su amiga Mara. El mundo se le caía en grandes trozos y le llovían pedazos de truenos desde los rascacielos.

Mira la hora y la máscara se le retuerce. Se percata de la fecha al mirar el calendario que cuelga en la pared. “De nuevo tarde”, murmura. Descuelga el calendario y le da vuelta como buscando momentos pasados. “¿Dónde estaba yo antes de este día? Anda, contéstame tragón de tiempo, mandilón de suertudos, marcador de ironías. ¡Méndigo informal!”, en ese momento se arranca la sonrisa y deja que le llueva la frustración a borbotones.



Continuará…





FIRMA: Un ser de este mundo

Foto de inicio cargada en flickr por daniloFiore





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6 comentarios:

Natasha dijo...

Mafa que rico venir... Por fin te encuentro y te miro columpiándote en las cuerdas del infinito

hermoso tu relato lleno de enigmas y misterios con un lenguaje muy poético... que me causa reverberaciones, espero ver la continuación y el desenlace

Un besote grande mi querida amiga

Naty

Champy dijo...

Esta vez admito (como muachs otras pero hoy cañón), tus imagenes me golpearon? Me estremecieron?
Me impresionaron.....

- le llovían pedazos de truenos desde los rascacielos.

- deja que le llueva la frustración a borbotones.

De donde sacas todo esto?

A veces me pregunto si la comida tiene que ver con las imagenes....tengo un amigo (al que hace mucho no veo), el cual, si veimaos a alguien (una mujer con una hermosa cabellera por ejemplo) iba y le preguntaba: Oye tu que comes?

Yo hace tiempo, varios años, tenía muchos problemas digestivos, y de repente desaparecieron! No se, y desde mucho tiempo atrás ya hacía ejercicio, así que no lo superé por ello...y hasta me comía mi manzanota diaria como Liz Taylor y licuado de papaya y..... y nada me ayudaba.

Si el alma se solucionara como el aparato digestivo yo sería feliz.

2046 a ambos 2!

Incitatus dijo...

Sentémonos en el trono, y continuemos a la espectativa de la máscara de llanto.

...

marichuy dijo...

Mafis

¿Por qué será que -como diría Kavafis- nos vamos y hasta mudamos de ciudad, pero a querer o no, la ciudad que dejamos va con nosotros? ¿Por qué será que cada que damos vuelta al calendario (yo los colecciono) o arrancamos la hoja del almanaque, miramos el dorso de la hoja, como si así pudiéramos recuperar momentos pasados, idos?

Y sin embargo es bueno irse lejos para olvidar (o al menso intentarlo); dicen que nada como tomar distancia para ver las cosas en su real perspectiva y sin importar que al final de cuentas, los recuerdos vayan con nosotros y nos llueva por dentro y por fuera: sea una suave llovizna como sinónimo de expiación, o un aguacero infernal con todo y truenos, que funciones como un exorcismo.

Un beso (desde abajo del trono)

Marina Agra dijo...

Qué poético, Mafis...
La distancia es un buen elemento, aunque la distancia también viene con nosotros, como un peso, hasta que deja de pesar, creo.

Eso de llover frustración a borbotones me pareció encantador!

Un beso grande!

Fernando García Pañeda dijo...

Qué peligro darle vueltas al calendario: me parece como jugar a la ruleta rusa.
Cada vez que veo uno, me alejo lo más posible... Ya ves: salió algo miedica el pirata, avanzando sin querer mirar hacia los costados.
Un abrazo.

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