“lo más difícil es, pues, sobrevivir/ con escamas de vidrio en las entrañas”.
Llorar tu ausencia.
Han pasado doce meses: un invierno, la primavera, el verano, el otoño y ahora un nuevo invierno.
El frío de tu ausencia.
Me permito llorarla nuevamente, como hace un año, con desgarro.
Solo tenemos un tiempo, y el tuyo junto al mío, aquí, se terminó un día como hoy.
Te alcanzaré...susurré a tu oído cuando te perdías en la antesala de la inconsciencia, y besé tu frente, agradecida.
Desafiando el calor, el frío y la indiferencia de los que caminan por la banqueta, está tu magnolia, altiva como tú, regalando flores como besos de madre...de tu boca.
Mañana habrá que meterse de nuevo entre las costuras del suéter o del abrigo. Esconderse en la comisura de las sonrisas. Seguir andando hasta que llegue un año, dos años, tres años más.
Caminar hasta que te alcance, mamá...
DOM.
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