Historias inconclusas. Intentos fallidos. Encuentros tardíos.
Así repasa el reloj los días. Risueño y burlón marca las horas, mientras tanto, nosotros, los torpes arrítmicos, entramos en escena. Miramos los primeros brotes de luz de los días nuevos. Amaneceres tiernos. Salimos al mundo para vivirlo, y sólo logramos atisbar uno que otro latido extraviado, así de perdido como nuestros planes.
Qué es la prórroga sino la
pausa de
una mirada cómplice que se
convierte en gotas de
eternidad...
DOM.
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