Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca.
Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.
Jorge Luis Borges
Hace una semana arreglé mis manos y masajearon mis pies. El adorno que coloqué en las uñas luce sobrio y elegante. En un post previo hablé acerca del ritual ancestral que dedico a mis extremidades. Me gusta la discreción y creo que a un buen número de hombres les agradan las manos coquetas que no rayan en lo vulgar. Los pies y los voyeristas es un punto aparte. Yo anduve con alguien que besaba las plantas de mis pies y mis deditos uno por uno. Me siento feliz cuando me veo bien y no se diga cuando me siento igual.
El paraíso para Borges podía compararse con un laberinto de libros. Él sí nació entre ellos. Yo, una humilde lectora, se maravilla con frases, historias, sonidos, imágenes. La biblioteca pequeña a la que tengo acceso, no tiene forma de laberinto, pero siento que es un paraíso. Las paredes de mi habitación son libreros. Sentada en la cama, -en medio del cuarto- puedo recorrer con la mirada los lomos de mis libros, elijo alguno o continúo con el de turno. Descalzo mis pies, unto eucalipto en cada uno y me dejo llevar entre callejones, campos, cavernas, mares, incluso he llagado a volar. Por momentos la Teoría de las supercuerdas se queda corta.
Me cuesta trabajo pero me agrada mucho: descifrar tormentos; encontrarle fascinación a las dudas; disfrutar los ángulos oscuros de varios pasajes con salidas casi imposibles; enjugar lágrimas; redimir al culpable; darle la razón al enemigo; permanecer impávida ante el asesino de ideas y el violador de fantasías; consolar al engañado; llorar con el solitario. En el transcurso de cada historia descubro algo de mi propio laberinto.
Ahora que me he visto en muchas historias y me he creado en unas cuantas, tengo la seguridad que sentirse es algo parecido al paraíso. Puedo hacerlo de varias formas, una de ellas es leer y sacar melodías con el saxofón. Otro más: excitarme y llegar al orgasmo.
Y… ¿por qué no?, el placentero ritual de mis manos y pies, que mes por mes, experimento.
FIRMA: Un ser de este mundo
Foto inicial cargada en flickr por jim purscelley
Foto inicial cargada en flickr por jim purscelley
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18 comentarios:
Wow Mafis
Qué rico (hedonista) escrito.
Sentirse… sen-tir-se, ya es cosa grande; no sólo un placer, sino también un gran logro. No todo mundo es (somos) consciente de ello
El Laberinto Librero de Borges, que debió ser el modelo inspirador de Umberto Eco para su Scriptorium de “En el Nombre de la Rosa”, más que placentera, para mí es una imagen onírica y al mismo tiempo, perturbadora.
Creo que más que un solo y gran paraíso -tal como los chispazos de dicha-, existen momentos, rituales y sitios variados, donde cada uno hallamos nuestros propios (y pequeños) paraísos.
Un beso
Es edificante leer a alguien asì.
Y màs si sabes que forma parte de tu vida.
Con saber que algo nos puebla, que tenemos algo dentro, es lindo. Màs si le das uso.
El hombre que me besa los pies puede obtener practicamente todo de mi.
2046
Ahorita estoy peleada con mis extremidades... así que ni me hables de ellas....
Yo también ME SIENTO (aunque no toque el saxofón... :p)
Me encanta cuando sale La Mafalda en tus textos....
Checa tu FB amiga...
Besos
…
Marichuy:
Sin palabras más ni frases menos puedo decirte que un laberinto con olor a letras me despierta misterio e inquietud. Dos cosas que me mantienen viva. Mis rituales y mis pasatiempos son paraísos y chispazos de felicidad.
Mafalda
…
Champygnon:
Así es mi hombre maravilloso, estás y eres parte de mi vida y de la del Corne.
Ese hombre que besaba mis pies me encantó y lo llevaré en el recuerdo.
Besos.
Mafalda
…
W:
Pues no te enojes con ellas, a lo mejor por eso duelen. Dales apapacho a lo mejor mejoran. Yo sé que TE SIENTES mija. Ya fui a mirar.
Mafalda
Lei este relato y te imaginé con la cara llena de paz. También creo que el paraiso está en todos lados, al menos, una vez por día. Sólo que a veces no estamos atentos para verlo, Sentirse... gran placer!
Un beso grande, Mafis!
...
Marina:
Esta tranquilidad me ha costado mucho. Por lo mismo la cuido con hacha y espada.
Sip, los paraísos los he encontrado en lugares menos esperados.
Saludetes.
Mafalda
Mi estimada, es tan maravilloso reencontrarse con nuestras manos y pies...¡Con la infinidad de cosas con las que nos conectan y afianzan!
Excelente ritual mensual.
Abrazos con olor a eucalipto y sándalo hummm...
...
Angeek:
Sí mi Dama, así fue, me reencontré. Qué bien se siente uno sin rencores y liberándose de falsos valores.
Entendiéndose a través de observar.
Ahora me río mucho, aunque creo que me he hecho más egoísta. Esta tranquilidad no la quiero compartir con ningún hombre, siento que corro el riesgo de perderla.
Te mando un abrazo fuerte, fuerte.
En cuanto me organice en mis chambas, a ver si me animo a ir a tu paraíso playero jejeje. Te aviso para tomarnos unas chelas en la playita.
Mafalda
Junto con Borges, compartimos tu paraíso de libros, mi Mafis... Aunque lo de las manos y pies -definitivamente- no es lo mío (y creo que tampoco el de Borges... Jeje...)
Me agrada mucho leerte tan relajada...
Y si, tienes razón... A muchísimos hombres nos agradan unas manos femeninas, coquetas y bien cuidadas...
Un abrazo, mi querida amiga...
...
Diego:
Que bien que tu paraíso sea también uno de los míos.
Oye, ¿ni untarte cremita en tu cuerpecito te produce placer? Jejeje, digo, algún ritual corporal auto-proporcionado te debe gustar.
Besitos, amigo.
Mafalda
-- Mafis! aunque pareciera que tu vida es sencilla, cada rincon de hedonismo que muestras es un universo en donde hundirse, solo excitarse y llegar al orgasmo es un reto (al intelecto y al hecho). Que gusto que vivas la vida!!!
Tentador tu paraíso,más de uno estaría dispuesto a morder la manzana o tus dedos aunque ello implique volver este mundo terreno...
...
Jota pe:
Jejeje, me encantó tu comentarios, cargado de imágenes.
Muackkk. Saludetes.
Mafalda
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Noesperesnada:
Auchhh, ¡que rico!, ¿verdad?
Sip, mi pequeño laberinto de imágenes es fregón, y no se diga cuando tengo la oportunidad de que me muerdan un dedito, jejeje.
Saludetes. Muackkk.
Mafalda
Hace unas semanas, por vez primera en mis treintatrés años de vida, alguien se atrevió a darme un masaje de pies.
Es lo más maravilloso que he experimentado en mucho tiempo.
Sus manos, pequeñas ante mis enormes pies, lograron dar el mejor sentimiento que puedo recordar. ¿Dije sentimiento? Sí, sucumbí a sus pies mientras ella estaba en los míos, literalmente.
...
Incitatus:
¡Chido!
Ahora te toca darle el masaje a ella.
Mafalda
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