Mirarse: un ejercicio culposo. A diferencia de Dorian Gray, mi imagen y yo cambiamos a la par. Los años, con su estilógrafo preciso, pinta las marcas del tiempo y luego nos encargamos de andar coleccionando momentos. No hay forma de detener el tic tac, pero sí de escribirlo, mirarse en instantes que hablan. Voy a correr y no falta un clic. Luego, en cualquier rato, con la ayuda de una foto voy y me cuento de diferentes formas. Muchas veces se me ocurre inventarme cualquier acontecimiento: un viaje, una alegoría. De algo sirve ésta locura de escribir.
Sigo mirándome. Los años no me importan, está por terminarse uno más y veo mis arrugas, mis canas que aparecen y desaparecen por la magia del tinte. Me gusta lo que mis ojos, en las fotos, ven. Me gusta mirarme los ojos en las fotos. Me gusta asomarme en mi. Ahí, por dentro, hay historias sin contar, un montón de eventos, miles de rollos de 8 mm que sólo yo puedo proyectar: ¡Luces, cámara, acción!
Soy pescadora entre mareas y tormentas. Pintora de atardeceres y espectadora de uno que otro amanecer.
Corro para acompañar mis ideas y escribo para darle ritmo a mi pensamiento, este es mi relato: tic tac, tic tac...
DOM.
2 comentarios:
En que momento perdimos esa gloriosa intimidad que nos proporcionaba Blogger?
Porque el humano prefirió la humillante exhibición de Twitter y Facebook?
Porque nos abanodamos?
Te has preguntado?
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Hola, papasito. Ganó la inmediatez y la premura. Exhibirse sin decir nada o decir banalidades es más atractivo si se logra decir fácil y rápido. En eso radica el triunfo de Facebook y Twitter. Porque debo recordarte algo, blogger también cobija a personas huecas, falsas, exibicionistas, trolls, etcétera...
Te mando besitos. ¡Felices fiestas...! ����������
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