Foto cargada por Everything and the rest
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Decides comer en casa. Sales por la mañana antes de que el sol te reviente la paciencia a costa de sudores. Compras cervezas, latas con mariscos, galletas saladas y café en grano. A tu regreso, encuentras a la vecina abriendo el portón de la casa pintada. Abraza algunos alcatraces. Te mira y sonríe. La sorpresa te toma desprevenido, no reaccionas, ella entra a su casa y cierra el zaguán.
Se trata de un domingo como muchos que has planeado: oír música, leer e intentar escribir. Antes, abrirás como siempre tu correo electrónico.
Emilio:
Qué onda K, te estás convirtiendo en un divo. ¿Pasó algo de lo que no me enteré el viernes? Cuando regresé del baño ya no estabas en la mesa. Le pregunté a Sandra por ti, sólo movió los hombros y arrugó la boca. Te aíslas, eso no te ayudará en nada. No hubo oportunidad para que tú y yo platicáramos. Te agradezco que compartieras un momento en mi festejo.
Tengo curiosidad acerca de tu vecina. Habrá que vernos con un pomo como mediador, de esa forma salen mejor las ideas y los consejos. Sé que eres un tipo complicado por lo tanto necesitas mi conocimiento.
Ya conseguí los libros. Los cuentos de García Ponce me han gustado mucho. Oye, por cierto, leí el correo donde mencionas las cualidades que se deben poseer o tratar de adquirir si se desea ser escritor de ficción. Yo por lo menos, no creo tener paciencia y autodisciplina. Alguien me envió un correo puntilloso, estoy convencido de que los parnasos dañan a los sordos de ideas y a los ciegos de crítica. Te lo dejo. Estoy seguro que tomarás en cuenta cada sugerencia.
"El escritor joven se equivoca"
El joven escritor se equivoca cuando:
1. Sucumbe al deseo de publicar el primer libro a como dé lugar. La mayoría de las veces el arrepentimiento llega pronto.
2. Cree que todo lo que escribe es bueno. El complejo de Neruda. Sólo se llega a escribir bien a fuerza de escribir mal. A no ser que se sea un genio, claro.
3. No escribe lo suficiente. La inspiración es la madre de todos los vicios. La literatura como todo oficio requiere de disciplina y dedicación.
4. Forma un grupo de escritores jóvenes para aplaudirse entre ellos. La lista de ejemplos es larga y triste. Los nombres aparecen como luces de neón en las paredes de un bar de cuarta.
5. Carga su prosa de referentes y citas haciendo alarde fútil de conocimiento. Pocos son los que sobreviven por ese camino.
6. No hace de la escritura un oficio si no una manera de hacerse conocido. El complejo de los cinco minutos de gloria. En este caso sería mejor dedicarse a otra cosa.
7. Publica más de la cuenta. Cree que la literatura es un viaje en tren bala, y no, un largo y duro periplo en un bote de remos individual.
8. Ataca a todo aquél que no diga que es bueno. Si se quiere gustarle a todo el mundo es mejor convertirse en reina de belleza.
9. Se inventa un alter ego para hablar bien de él y sus amigos. Cuando Pessoa se convierte en Pezuña. Patético.
10. Se queja de la existencia de una argolla y no se le ocurre mejor cosa que crear otra. El complejo del baile de los que sobran. Esto es peor que escupir al cielo.
11. Cree en el escándalo como una herramienta para difundir su trabajo. El complejo del talk show. Pone trampitas, cámaras escondidas, anzuelitos con suculentas carnadas para después decir: ¡Jojolete, caíste, lerolero!
12. Convierte la universidad en la que estudió en una carta de presentación. Cree que solo no puede cuando es realmente la única forma en la que se puede. Todas las maestrías y los doctorados de mundo no harán jamás a un escritor.
13. Ejerce gratuitamente el parricidio. A falta de recursos, cree que la única forma de superar al maestro es eliminándolo. Triste.
14. No escribe de lo que sabe y conoce. No se da cuenta de que esa es la mejor forma de empezar a escribir.
15. Cree que el dominio de las técnicas son garantía absoluta de buena escritura. Por ese camino se llega a ser un fabricante de historias sin corazón, sin nervio.
16. Reemplaza la experiencia de vida por la experiencia libresca. De nada sirve la una sin la otra.
17. No entiende que los libros no se escriben en la vorágine si no a un lado de ella. Un escritor no es un actor, es un fantasma entre bambalinas.
18. Permite que el ego mate al escritor. Tiene más fotos suyas en su archivo que páginas escritas.
19. Considera que la humildad es un signo claro de debilidad.
Antes que me olvide… ¡Deja de leer correos y ponte a escribir! ¡K guevón! Jajajá…
Pablo.
*“La tragedia de un hombre condenado a ser una criatura incatalogable y, por tanto, extraña a la fenomenología del tiempo en que vive, se mide además por la crueldad involuntaria de quien le atribuye un personaje que no es el suyo y, en consecuencia, lo gratifica con consejos, críticas, admoniciones y preguntas apremiantes que lo hacen sufrir. Quien lo mira, en efecto, ni siquiera sospecha su verdadera naturaleza, y lo ve a través de los anteojos de fórmulas homologas: los clisés que por conveniencia, mala fe o pereza se usaron para hacer su retrato […]
La tragedia de un hombre condenado a estar solo porque resulta incómodo a todos y no sirve a nadie, se mide por el desierto que debe afrontar cuando sale de su ambiente natural, la política vista como sueño y entra en el para él antinatural de la política entendida como profesión o secta religiosa.”
Cierras el libro. El colibrí te visita de nuevo. Le abrirás el balcón para volar a través de la fantasía.
* Un hombre, Oriana Fallaci.
FIRMA: Un ser de este mundo.
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